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Por Enrique C. Rodríguez
El 2 de junio de 1903 el periódico azuleño “El Imparcial”, que dirigían los hermanos José María y Eduardo Darhanpé, publicaba la siguiente carta:
Sr. Director de El Imparcial - Azul:
Distinguido señor mío:
Como verá V. por el adjunto artículo, el comité del monumento a Cervantes en París, cuenta para llevar a honroso fin su empresa, con el apoyo de los periódicos, de los círculos, de las agrupaciones de toda índole, de los teatros, etc.
Con la seguridad de que Vd. tendrá verdadero gusto en cooperar a la glorificación de nuestra lengua en la capital del mundo, le ruego se sirva aceptar el cargo de delegado de este comité, y en tal virtud dar publicidad al proyecto, abrir suscripciones públicas o privadas, organizar veladas o representaciones teatrales, dirigirse a los poderes públicos, a los municipios, etc. y en una palabra hacer todo lo que esté a su alcance para reunir fondos destinados al monumento que España y la América española van a erigir en pleno París como símbolo de su común grandeza literaria (…)
Por el comité, el Secretario General
E. Gómez Carrillo
Vale la pena detenerse un momento sobre la figura de quien firma esta misiva, Enrique Gómez Carrillo.
Nació en la ciudad de Guatemala el 27 de febrero de 1873. Su madre era de origen belga, por lo cual habló con fluidez el idioma francés desde su infancia.
En 1890 trabajó en el diario El Correo de la Tarde, que dirigía Rubén Darío, por entonces residente en Guatemala.
Al año siguiente, ya en Madrid, publicó su primer libro, Esquisses, que recoge semblanzas de varios escritores de la época, y colaboró en varias publicaciones, como Madrid Cómico, La Vida Literaria, Blanco y Negro, La Ilustración Española y Americana y Revista Crítica.
En 1898 fue nombrado cónsul de Guatemala en París por el dictador Manuel Estrada Cabrera; años más tarde, el presidente argentino Hipólito Yrigoyen le nombraría también representante de la Argentina en la misma ciudad.
Desde 1895 fue académico correspondiente de la Real Academia Española. En Francia, fue varias veces galardonado por su obra literaria. En 1916 fue nombrado caballero de la Legión de Honor, y posteriormente ascendido a comendador de la misma orden.
Murió en París, el 27 de noviembre de 1927, y se encuentra sepultado en el Cementerio de Père Lachaise. Junto a él reposan los restos de su esposa Consuelo que, cuando murió, era condesa de Saint-Exupéry por su tercer matrimonio con el piloto y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry.
Viajero incansable, escribió numerosos libros de crónicas que recogen sus impresiones sobre los lugares que visitó: El alma encantadora de París (1902), La Rusia actual (1906), La Grecia eterna (1908), El Japón heroico y galante (1912), La sonrisa de la esfinge (1913), Jerusalén y la Tierra Santa (1914) y Vistas de Europa (1919). También fue autor de ensayos y novelas.
Enterados así de la trascendencia de la invitación recibida, continuaremos diciendo que el 3 de junio de 1903 “El Imparcial” publica el adjunto a que se refiere la carta anterior, del cual extractamos los siguientes párrafos:
“UN MONUMENTO A CERVANTES EN PARIS”
(…) En un principio el iniciador de esta idea no pensó en París sino en Argel. Parecíale natural que Cervantes tuviese en la ciudad donde fue cautivo una estatua. Pero a medida que comunicaba a los más ilustres hombres de Francia su proyecto, los hacía exclamar “C’est á Paris que ‘il faut Cervantes!”.
Todos decían lo mismo. Ni los que, cegados por el patriotismo inquieto temen al extranjero cual a un enemigo del alma indígena, ni los adversarios de la estatuaria contemporánea, hacían la menor objeción.
-¿Sabe Ud. por qué? – me dijo el maestro Barrés – Porque el autor del Quijote no es únicamente uno de los hombres más grandes del mundo, sino también el más simpático de los grandes hombres. En la admiración que tenemos por él, hay una parte de ternura. Le queremos.
Es cierto. Todos lo quieren. Y así, pasando ante su estatua, la humanidad pondrá coronas de sonrisas.
El comité que patrocina la idea se compone de veintiuna personas, a saber: los académicos de la Academia Francesa señores J. M. de Heredia, Edmond Rostand, G. Hanotaux, J. Claretie, Anatole France, F. Brunetiére, Jules Lemaitre, Sully Proudhome, el ex presidente del Consejo de Ministros, Waldeck-Rousseau, el senador G. Clemenceau, el inspector general de Bellas Artes, A. Dayot, el presidente de la Sociedad de Literatos, Marcel Prévost, el presidente del Consejo Municipal de París, M. Escudier, y los escritores señores Capus, Moreas, Barrés, Paul Adam, Catulle Mendés, H. de Réguier, Tailhade, R. de Gourmont.
“Formar parte del comité para erigir un monumento a Cervantes en París es para mí una gran honra. Cervantes no es sólo uno de los más grandes genios de la humanidad. También es una de las más grandes almas”. ANATOLE FRANCE.
E. Gómez Carrillo
Apenas cuatro días después de la primera noticia, “El Imparcial” del 6/6/1903 informaba sobre los primeros suscriptores azuleños: familias Trotti, Clou, Olasagasti, Sánchez, Ramos, Balbuena, Giménez, Darhanpé, Cea, Claro, Casas, Lázara, etc.
Y el 17 del mismo mes y año nos encontramos con lo siguiente:
“Hemos remitido ayer a Francia el giro correspondiente a la suscripción levantada por EL IMPARCIAL entre sus amigos, para contribuir a la erección del monumento a Cervantes en París. Es un grano de arena que ponen por nuestro intermedio los generosos donantes en la gloriosa obra; pero no ha de aquilatarse el mérito del óbolo por su opulencia, sino por la intención con que se deposita (…)” “Creemos que, de todos los pueblos de la República, el Azul es el que tiene el honor de figurar el primero en la suscripción pro monumento a Cervantes (…)”.
La suscripción, aunque estuvo abierta pocos días, produjo la suma de $ 78,30, equivalente a 172,34 francos, y el giro se hizo por intermedio del Banco Comercial del Azul, al Crédit Lyonnais de París.
Este monumento, del cual pese a nuestros esfuerzos y los de José Manuel Lucía Megías, no hemos podido obtener noticias actuales, fue efectivamente realizado, ya que en el Almanaque de La Ilustración Española y Americana para el año 1904, publicado con motivo de cumplirse 300 años de la 1ª. edición del Quijote, el escritor español Vicente Blasco Ibáñez publicó un poema alusivo al mismo.
Por ello queremos compartir estos datos que preceden en años la fructífera labor del Dr. Ronco, y que contribuyen a reafirmar que Azul es, por derecho propio, la Ciudad Cervantina de la Argentina.
Creado: 2011-04-12 12:54:58 - Modificado: 2011-04-12 12:54:58
Andrés Suriani - ([email protected]) dijo:
Quisiera saber si alguien de Azul, puede ayudarme a encontrar la foto de los padres de Eduardo y Jose maria Darhanpé. Ellos eran ; JULIO DARHANPE Y MARIA ESTEGUY. Muchas gracias
2012-06-23 23:01:54
Juan Francisco Darhanpé - ([email protected]) dijo:
Hola buenas noches, por curioso comencé una búsqueda de mis antepasados, soy Darhanpé y quisiera tener mas información sobre el sr Eduardo Darhanpé, para saber si tiene algo que ver con mis antepasados, si podria brindarme mas info como quienes eran sus familiares, etc, estaria muy agradecido!
2021-03-17 00:42:23
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